Del cuello
torneado del buitre hice cuna
para mi
flácido esqueleto
mientras mis
vértebras se estremecían
cuando sobre
ellas rodaba mi estrella negra,
oda
a la tristeza
que
migra como todas las veces
movida
por la borrasca
Desciende
en una profunda fosa
apenas
sostenido por un alma piadosa
un
cuerpo, que no queda como se hubiese querido
parece
un reptil sorprendido por un relámpago
el
rostro hundido en el lodo
-
habré cerrado sus ojos?
-
creo que no –se responde así mismo el improvisado sepulturero
mientras
la noche va pasando
recogiendo
de por estas tierras su manto;
clarea,
inconsciente, el mundo por este lado
No hay comentarios:
Publicar un comentario