viernes, 30 de marzo de 2012

poesías 4


Sobre la mesa de autopsias
a la vida no le da frío
y no le importa que le miren desnuda
ni que le desnuden de las entrañas
por eso plácidamente quieta
permanece mientras le hurgan sus noches
o la acomodan para poder ver más allá
de lo que ni ella misma pudo verse con sus espejos,
llegó aquí en el balde de una camioneta
el forense al descubrirle los pechos
dedujo -pero solo para sus adentros, mirando de reojo
a ver si alguien se ha fijado en su deducción-
que la carne quebrada toma una hermosa forma
así como en la sepultura a la flor le nace un nuevo encanto,
y dándose los modos regresó a visitarla
cuando todos se habían ido,
acomodó
en los escombros
un beso, luego otro
y en la vorágine de su pálido sudor
el formaldehido se acopló sin pudor



Me traes, en los ojos,
toda la luz de las estrellas que has visto hoy
suave, con grácil y limpia habilidad
la pasas a tus manos cálidas
y se la entregas a las mías, tan frías
y olvidadas en la mesa rota,
pero a un descuido tuyo, tan nobles son tus atenciones conmigo,
las cucarachas, cogiendo lo que pueden,
han dejado mis manos, otra vez, casi ensombrecidas;
ya trepan por las vértebras de ese perro 
que se ha dormido con la cabeza botada hacia atrás
y se pierden tras las paredes
haciéndolas parecer una pantalla rota de lámpara;
que niña tan sencilla
bota su rabia y tristeza sobre la mesa rota             
y estas caen como anillos en mis dedos,
sacas de tu voz la palabra que perfuma toda alma insípida
y me la brindas con ese encanto que tiene
la calma de tu cielo desnudo de estrellas, otra vez
ay amor!
si te dijera que lo que yo tengo
es crónico 
                                                                                                                                                   danhysick




miércoles, 21 de marzo de 2012

poesías 3



visiones

Se ve descender, entre la arboleda,
velando de un oscuro presentimiento la tenue iluminación de la luna,
un eco o un susurro que resplandece y espanta
que inicia en el corazón una contracción mortal;
figurándose mis ojos sombras por todos lados
qué lugar o qué rincón es tan hostil y profundo
como para refugiarme del avance de esta maligna presencia?
o qué fe brillará para mí al cerrar los ojos
y esperar el golpe brutal, seco y único, que hundirá mi cráneo?
la niebla pasa meciendo las cortinas
y tragándose el aire de los antiguos decapitados,
se mece en la colgante y empolvada lámpara de cristal
una suave risa y sobre ella brillan flamas rojizas
y no sé qué turbio vapor de hollín, de alargadas formas puntiagudas,
se desplaza, acariciando obscenamente los oníricos retablos;
qué es este rasguñar subterráneo y el pesado arrastre
de dolencias que se acercan, de la nada, hacia mi espalda?
mientras se abre un abismo en debajo mío
siento el áspero consuelo de las hadas blandirse,
con irónica y maligna mirada, sobre mi cercenada cabeza
que cae, rodante, hacia un fulgor de azufre









alma de espíritu infinito
  
Cuando clavo mis serenos desvelos en tus facciones
en pos de transcribir poéticamente, en mis deliberaciones,
los secretos, donaires y enigmas de tus encantos,
vastos y confusos como un sueño,
un delicioso aroma de cansancio me aturde placenteramente
y coloca un límite prudente y sensato
al recurso de la prosa y rima lírica
ya que, para qué traducir al conocimiento, a veces frágil y torpe,
la sublime esencia de la belleza arcana y
la serenidad astral que confluyen hacia ti
como odaliscas sempiternas de la gracia vital
en un opulento derroche de misticismo y soberbio encanto gótico?
para que precisar argumentos filosóficos o teológicos
a la perfumada lluvia de brisas irisadas que,
al agitar de tu cabello por las orillas del horizonte azul y pálido,
dan magia a los bosques y fulgores paganos a las cavernas?
con la tristeza del perfume de los campos en otoño
siento la afable caricia con que tu tierno silencio
me sorprende en una gris mañana
sobre el estante donde anidan tus suspiros
contemplando aún tu retrato en mi mente
mientras los soplos fríos del alba
borran mi huellas del rededor de tu lecho








coloquio funeral

Has venido sola hasta acá? –pregunto a quién, a la distancia
contempla el cortejo fúnebre que avanza cargando al occiso
sí –me responde acercando los vientos frescos de la tarde lluviosa
y por qué no me has avisado para acompañarte? –indago
es que ni siquiera te conozco sino hasta ahora –me dice
pero sí me conoces, me has conocido desde siempre,
he estado en tu desolación febril
allí refundido entre muchos, acompañándote en silencio –digo
mientras inmóvil, fija mi vista en la ceremonia,
a su melancolía ofrezco lo que es mi existencia
y al descender la caja de ébano en el nicho
me dejo quebrantar el espíritu por el deseo
te volveré a ver? –pregunto retorciendo el brillo ahumado
que gira sobre mi innecesaria presencia en el sepelio
quizá, cuando habrá otro funeral? –me pregunta elevando su pecho
compungido por los sollozos ajenos
no lo sé, tal vez pronto, cuando dance de nuevo mi gato negro, por qué? –interrogo
es posible en esa ocasión, en otro funeral, sólo allí –dice
y sus cabellos remojan sus mejillas lívidas y plateadas
y por qué sólo en los funerales? –medito a su oído delicado
por que allí luzco estos vestidos, los que engalanan estos tristes
acontecimientos, no te gustan? –interroga mientras su vista
sigue a la bella doliente a quien trata de seducir indecorosamente
con el morbo de su palidez y la seducción de su figura bajo la lluvia
sí, son hermosos, tan trágicos y lúgubres,
pero por qué no en otra ocasión? –pregunto
a la vez que sigo los exquisitos rasgos que marcan
el perfil de su rostro y de su busto
porque en cualquier otra ocasión me visto como los demás
y me confundo en ellos, y al reflejarme en alguna carroza de cristal
ni yo misma me reconozco –responde buscando mis ojos mojados
que serena y ansiosamente la contemplan de pie entre las tumbas
y por qué lo haces entonces? –interrogo y siento en mi aire
un temblor de frenesí y adoración a su obscura atmósfera
para odiarme –dice reposando su mirada en el infinito viaje
de las almas sepultadas– por hacerme daño, sólo por eso –y yo
me imagino yaciendo en su pecho sobre este césped de miasmas


                                                                                                                                 danhysick






miércoles, 14 de marzo de 2012

poesías 2



     Aunque lo niegue
     este día, como todos los que recuerdo, apesta
     y todo mal olor
     me los trae a la memoria
     qué me lanza la vida a las manos?
     flotando sobre la tibiez de un desmayo
     se despeja la mente de tanto gusano arácnido
     lo que oigo son retazos de cielo
     caer aparatosamente, como guillotinados?
     hojas en blanco grapadas sobre mis collages
     mi alegría, alguna vez alborotada,
     puesta en hielo y con algodones en los ojos
     queda, es, levantada, el corazón, un ápice





     Inconscientemente
     día tras día
     camino el mismo camino
     y al final
     regreso, sin darme cuenta,
     al inicio
     para volver andar lo andado
     tropezar en las mismas piedras
     y sufrir lo ya sufrido,
     la miseria de siempre
     puesta en nuestro plato
     con diferentes formas, como una broma
     y cierta sangre
     - debe ser la mala -
     me absuelve cuando ya no tengo estómago
     para digerir todo lo mío





     Recoge la siembra del día
     y haz con ella un bálsamo
     para aromar tus bellas muñecas
     que más bellas son
     con esa larga tajadura cruzando cada una,
     gloriosa dama sobre sabanas en blanco y negro
     ni un alma cruza por el escaso cielo de tu alegría
     es más, cruje, en un millón de puntos
     una gota de silencio






     Oh, misteriosa mujer!
     aquella viva fuerza de tu mirada!
     llegar a ti
     siguiendo el hilo que une tu alma
     a mi alma
     y me brindes lo que bebes,
     recojo los pedazos que se te caen
     - las fobias que vomitas -
     los pongo en frascos con alcohol
     que mezclo con esencias de jazmín, de abedul
     de toda fragancia preciosa
     y se torna en fábula la flagelación
     cuando cada pedazo se carga de un lívido color
     y alguno cae, soñoliento, en la fragmentación;
     con el cabello anhelando sufrir una orgía
     convénceme ingenuamente
     de que los alacranes apostados en el prado
     no se prenden de tu cuerpo mientras duermes
     y despiertas intranquila sin saber porqué
     movida los bucles a un orden extraño





     En mis desvanecimientos
     las horcas abundan  
     aún manan algo de calor
     algo de desgarradora presión
     y en su sombra oscilante
     yace mi historia
     a trozos desiguales
     mientras calle abajo
     por la escarpada vía
     rueda como un bulto
     la vida
     porque aquí se lanza a la fosa común
     incluso a los que aún respiran





     Qué más hacer
     si luego de hace mucho
     haber caído sobre las vértebras
     y no levantarme más
     ya comienzo a notar
     que cada vez mis costillas
     quedan más altas
     sobre el hueco cada vez
     más hondo de mi vientre,
     y aunque nada
     por el momento me sacude el ánimo
     y las hierbas pronto me cubrirán del todo
     como entretenimiento único tengo 
     recordar mi caída aparatosa
     y los errores que me llevaron a ello
     o preguntarme: a quién alimentaran mis restos?
     y con gran suerte acertar 
     en el conteo final de mis postrimeros segundos
     porque es dulce
     sentir como el corazón
     se detiene lentamente
     hasta quedar en pausa permanente;
     una contracción involuntaria
     anima a la sangre
     a un último estertor



                                                                                                                                               danhysick

lunes, 12 de marzo de 2012

poesías 1



       Inmóvil en la penumbra
     pasea la mano
     por el lomo erizado de una bestia
     y lleva en la siniestra
     el cráneo de algún desprotegido,
     es como si todo
     deseara entrar en ella
     y ella,
     quebrada la mente,
     nos acoge
     nos duerme
     con fiebre,
     caemos extendidos los brazos
     curvados que tales parecen
     un valle de cisnes pálidos
     mientras en los nogales
     el ruido de las aves
     rueda gota a gota




     Antes de dormir
     sueño, que entre sueños,
     me ha de caer un machetazo
     que abrirá
     de la clavícula al esternón
     y brotará,
     como hacen brotar de las entrañas
     las caricias onanistas de una doncella,
     un cándido aceite
     que un extraño color le sacude fuera de mí
     un color
     que es imperdonable  
     no haberlo lucido sobre las uñas;

     de pronto! estoy ciego 
     y de un punto 
     surgen alacranes

 


poesía en rigor mortis

      A cada palabra que hago
     pronto le entran parásitos
     y no acierto a defenderme
     cuando empiezo a desvariar,
     muchos atropellos a sufrido mi mente
     entre hueso y hueso
     ni una junta ha quedado salva
     todas han saltado con vibrante intranquilidad,
     sin saber a qué atiendo o temo
     mis ojos miran a vario lugar
     lo que trato es de salir ileso
     de todo lo que pienso
     pero mi dualidad
     cae fracturada un poco más allá de su mitad,
     acá… acá espero en la acera y nada más
     mientras el mundo se destruye para mí solo




     No me culpéis por mis actos
     no soy yo quien los hace
     aunque me pongo muy contento
     como si en verdad estuviese allí
     causando las heridas
     ya que…
     por qué retirar todas mis virtuosidades?
     por qué dejar de aruñar la piel maltratada?
     acaso al ahorcado se le debe quitar tal expresión?
     la de ahorcado?
     y a la violentada, tal conmoción?
     cuando al estar sobre la espalda de una doncella
     y sentir que erupciono dentro de ella
     la malicia de abrir sus carnavales
     a los eternos funerales
     me hace botar de las duras entrañas
     el supremo resoplido del que ultraja




     En buena parte de la locura
     uno encuentra temas adecuados
     para escribir en indigente prosa
     mi incoherencia hermosa;
     con el cerebro lesionado
     y próximo al delirio
     siento la necesidad de dañarme,
     plegaria que cambias de rincón
     la miel derramada sobre el cuerpo sonoramente triturado
     toma hermosas formas
     la delicia encontrada entre morbosos relieves
     de qué sabor se empalaga mi paladar?
     mi oasis hecho de inmundicias cadavéricas 


                                                                                                                                                                                                          
                                                                                                                                          danhysick