miércoles, 23 de mayo de 2012

poesías 7


Con tu mandamiento de amor
sin más flores que dar que las de hoy
y con el corazón besado por una lanza
trato inerme de amarte
roto como estoy;
muestras a contraluz solo rasgos desquizoides
sigues con eso de las ensoñaciones?
con tus ojos nublados de azul
ruedas escalones abajo
pasando por esa larga fila de maleantes,
labios rozando
la primera piel de los manantiales




Porqué empiezas primero por el dolor?
lo llenas en tus manos
y me haces la señal
en efecto, son cruces lo que cuelga del travesaño
del cielo
y entre los juncos en flor
abres pieles
hundes uña, tarso y metatarso
en el rosario de flores visceral,
mi princesita de filigrana
con los ojos aclarados por los orgasmos 
tu rostro se abre de alucinaciones
y si pienso en las caricias díscolas
mi humedad por si sola rezuma de tus poros
y su aroma a eucalipto
pone su romance sobre el diván
donde también está
tu ternura amanecida
apretada a mi sentencia lapidaria
que ha juzgado mis acciones
indebidas o no, nunca quisiera saberlo,
pero mías, hechas por inercia
escarbadas durante la catalepsia





felicidad post-funeral

Si nuestra sepultura es penar en las entrañas de lo inmundo
áspero reacciono al festín de lo macabro
mis poros cavernosos absorben el suave ámbar
que yace en tus mejillas muertas
y las hojas secas, pardas,
danzan levemente a lo lejos
esparcidas por el soplo omnipresente de nuestros sueños difuntos,
de mi furia y tu risa, de nuestros lamentos
el vino de consagración lo bebo de tu húmeda y cálida intimidad
tu aliento de vil engaño me embriaga
y tus besos lascivos sacian mis ansias
te amo más cuando tus obscuros ojos selváticos
se bañan densos del orgasmo acontecido en tu alma
la lápida de tu faz, eflorecida por la savia muerta de tus venas,
destella de pureza
mórbida palidez de tu aura benevolente,
palmo a palmo el descompás de tu ternura
y la vibración melancólica de tu sublime canto
penetra en las costras de la extraña esencia
que se fermenta bajo nuestros pies,
todo se tiñe de ensueños purificados
por la gracia de tu discorde sinfonía, voraz y sutil
acompañada por una infinidad de liras cascadas
su hilares vibran en frenética melodía insana
y una copiosa lluvia de líquido verde-negro retumba con su caída
acompañando cual eco coralino tus tonos ensoñadores
y llenan todo de infinita paz, sosiegan mi alma
encerrados, sepultados en esta inextinguible garita fúnebre




Tu figura interrumpe lo que en mi visión
es el brillo del lago en un raro atardecer 
más desnuda que el agua de las fuentes
e intrépida como tu lengua viperina
cuando se acerca a mis partes temblorosas
caminas sobre el resplandor de zafiros líquidos
te recuestas sobre el manto de estelas
y giras como áspid sobre su presa
los chorros que levantas caen sobre tu cuerpo
y resbalan por tus túmulos
como lágrimas entre resuellos,
y con todos tus labios entreabiertos
eres los mismo que la flor, el excremento
o el cadáver
que mana su aroma a los buitres
sí, eres como las flores que al alba se abren hermosamente
como un cruel epitafio... que se estira sobre la lápida 


                                                                                                                                                                                         danhysick

domingo, 6 de mayo de 2012

poesías 6


La pobre manera con que su tapado
quedó sobre la arena
mal disimulando la inocencia de sus bucles
a mí, el indómito, me hace estremecer
qué suavidad de sed!
qué alegres temblores de tu ser
gracias al repique del corazón,
todo lo aceptas
sin reflexionar bendices,
el más leve frote de los cerezos
suspendidos sobre tu labio
nos dejaba con marcas adulzadas en el pubis;
precioso bocado
de suave piel, fresco cuello
trigueños pezones
como dos estrellas de anís
meciéndose adentro
en la dulce miel
que he pintado sobre tu cuerpo
y al igual que en un fruto de difícil acceso
pretendo –como un criminal– hundir mis labios
en tus recodos y pliegues
y provocar un simún, un alud
de bendiciones
                





               

               
Mis hojas preferidas del cedro
que yo impuse sobre sus pechos
-túmulos de canela para cuervos-
se han ajado como un velo;
en su retirada
la luz violenta de su mirada
bota al piso las flores
que bordé en su cintura,
saco el codo de su vestido plisado
y por ella viene un cortejo entre risas de abadesa
la hiena
se la lleva a través de las puertas de la tristeza
tras ellas cae
el perfume masoquista del cielo

               





               
               
Mi corazón empuja al tuyo
a cada segundo
pero este no reacciona
no regresa el golpe,
mientras pienso 
tratas de rasguñar los muros, verdad?
tratas de desprender las láminas de aerosol,
lo consigues…
la noche se incendia por un instante
y todas las prisiones se iluminan
los animales nocturnos detienen su matanza
los animales lujúricos disfrutan más
lujúricos

               
               





               
Al fondo de la calma gris
reposa tu angelical matiz
y a él se postra la fragancia de lis
mientras el candelabro de ágata
muestra sobre el tapiz
tu paisaje en éxtasis, 
tu rostro es de sutil rubí
y tu perfume se apega a mí
con núbil danza
aún en mi lontananza 


               

               



               
Por qué rechazarte?
si eres deliciosa, apetitosa
en tiempos equivocados
las manos te han confundido con carroña
pero esta carta
que el viento lleva en su bolsillo
te delata más poesía que antes
poetisa describiendo juegos sexuales
               



               


               
Laceraos vuestros cuerpos en mi nombre
y bebed, una de la otra, su exquisita sangre escarlata  
con sinfonías del infierno abrasaría sus cuerpos
y en el desolado campo
andaríamos sin rumbo cierto,
lleven sus labios
hacia el aliento de cada una
y entréguense al láudano de sus placeres,
entre uno y otro sorbo de muerte
su delirio comulga con el maligno;
dos cisnes se despedazan
y enrojecen el lago
               
               





               
Cuando la fatalidad
se ensaña con nuestras alegrías
y al buscarlas 
o intentar recogerlas de los campos
nos mancha las manos el desconsuelo
al corazón
lo aplasta la miseria
como un martillazo
y la sangre sale escupida con violencia
hacia los anhelos del alma
atrofiándolos de impotencia,
la desesperación por una esperanza
vuelven más siniestros los ciclos del verano



danhysick